domingo, 1 de mayo de 2011

Día anterior

Antes de empezar, solo diré que todo en la vida tiene su final. Esto que a continuación narro es mi experiencia tras haber formado una familia que duró 6 años. Como no es un diario rosa, no daré detalles escabrosos de la ruptura ni de la persona con la que compartí ese tiempo.
Debo confesar que fui cocinero antes de fraile, por ello la transición al lugar desconocido donde me dirijo, tiene un boceto en mi corazón, donde guardo en un perchero las pieles de los hombres con las que alguna vez quise vestirme.

Como elemento de la raza humana, tengo todos los defectos existentes que puedan adjudicarse, pero ninguno fue el de desear grandes riquezas. Quizás por educción, casualidad o por no haber probado nunca "la miel de la abundancia", crecí, maduré y me tosté sin grandes pretensiones. Esto hizo del camino por el que deambulo un lugar mas liviano.

Las malas experiencias del pasado, intenté observarlas de lejos para obtener una perspectiva que minimizara su horror. En esta última batalla, me enfrento a la metamorfosis de una vida en familia a una existencia aun por definir. Para pintar el cuadro, sustituí el lienzo, los pinceles de cerda y los óleos, por un trozo de caña con el que dibujaré en la orilla de la playa. Rivera bañada por el océano azul que contiene la mirada de mi hijo.








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