lunes, 5 de mayo de 2014

Día menos treinta y nueve

He hablado en este blog a lo largo de estos dos años de mi hijo Max. Cualquier cosa que pueda escribir será demasiado austera para expresar lo que él me hace sentir, pues no puedo poner palabras a los sentimientos que despierta cuando me mira con su mirada profunda y limpia, cuando se ríe a carcajadas, cuando me abraza, su voz y sus palabras, jugar y dormir con él.
Ayer cuando lo dejé en casa de su madre sentí un vacío en mi pecho, ha sido un fin de semana muy intenso y cercano, dejarlo allí e irme me dejó desolado. 
Hay unas preguntas que me preocupan, ¿lo estaré haciendo bien?. ¿que podría hacer para que su vida sea plena? ¿como puedo conseguir que sea feliz en una forma de vida que yo mismo no puedo controlar?
Cuando vienen a mi estas preguntas, me hace estar en guardia, aumento la intención de mis actos y al final, respiro profundamente en mitad de un huracán que cruza mi alma.

No se que es lo mas importante que puede hacer un padre por su hijo, yo solo puedo darle amor.