miércoles, 19 de agosto de 2020

Dia menos once

La semana pasada me vino de repente a la mente una persona del pasado y ocupó un par de días mis pensamientos. En esa "fantasía" se ponía en contacto conmigo por mensaje después de dos años de silencio para cerrar la puerta que ella mismo había dejado abierta por desidia. Mis pensamientos alternaban entre rabia, desolación, alegría y frustración. 
Por el carácter poético con el que intento ambientar este diario mio, no contaré las respuestas que me salían dar: unas por crudas y toscas y otras por victimistas y derrotistas. Fue un ejercicio de desahogo para expulsar de mi, esta persona que ya daba por olvidada. Al tercer día apareció en la bandeja de mi correo un mensaje de la persona de la que hablo. Leí varias veces el menaje porque mi imaginación cambiaba las palabras de sitio y mi capacidad de interpretación era como un caballo desbocado el cual actuaba como si al borde de la muerte se sintiese.
Han pasado varios días, y con el tiempo he podido leer mas serenamente el mensaje. En él, pide cerrar la puerta porque no se siente bien tal como la dejamos según ella. Ademas me pidió volver a saludarnos si nos cruzábamos porque lo habíamos dejado de hacer. 

Las personas que decido tener cerca quieren lo mejor para mi e intentan recordarme el pasado porque tengo facilidad para olvidarlo. En esta ocasión me amenazaron entre abruptos e injurias que no le respondiera. Yo como un animal herido que solo entiende de gestos y sonidos, interpreté que ellos querían que les hiciera caso. Les respondí que haría lo que me habían aconsejado y note que ellos se calmaban a la vez que algo dentro de mi se retorcía. Cuando lo que fuere que estrangulaba mis entrañas se hizo mas latente decidí actuar.
 
Respondí al mensaje lo mas claro y conciso posible, dando por cerrado lo ocurrido y por bueno volver a saludarnos. 
 
No se que es correcto y que no, quizás tras el perdón se esconde cobardía, falta de autoestima o indulgencia. Quizás en algún lado oculto aun guardo sentimientos hacia esa persona. O quizás solo quiero seguir ligero mi camino y dejo caer las piedras que llevo en los bolsillos. 

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