lunes, 6 de febrero de 2012

Día dieciseis

Lo conocía pero nunca nos habían presentado, mi ego. Los emperadores romanos tenían a su lado a una persona que lo acompañaba en su rutina para recordarles cuando aparecía, "que solo son hombres". 
Aun siendo una persona simple sin muchas complicaciones, sufro la presencia innecesaria del mio y recapacito de la forma mas humilde que puedo, pero es escurridizo, se esconde en cualquier rincón y a veces viene disfrazado de tal forma que sin darme cuenta lo hago participe de mi experiencia. Es un mal consejero que hace actuar a mi personaje pero no a mi persona.

  Lucho contra el cada día pero no siempre puedo evitarlo, a fin de cuentas.....Solo soy un hombre.

3 comentarios:

  1. Antonio Arenas (hoy también le sonreiré al mío)19 de octubre de 2012, 16:15

    Qué interesante planteamiento y que formidable respuesta.
    ¡Sois geniales! (pero no os lo creáis mucho ;-)

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