Juez o jurado, no tenemos capacidad mental, emocional y menos divina para poder juzgar a un semejante, llegando a dictar sentencia y concluir con un mazo ensordecedor. En ocasiones entramos en la dinámica de hablar "mal" de alguien conocido o desconocido por pura desidia o con la creencia de estar capacitados. En ocasiones parte de nosotros, otras puede salir de otro individuo y como un virus se contagia rápidamente.
Hablar mal de alguien equivale a correr las cortinas y cubrir la luz que entra en nuestra casa para permanecer el la penumbra y oscurecer nuestro alma. Espero tener fuerzas para detener y desviar los pensamientos que me lleven a tal situación. Deseo con todas mis fuerzas dejarme calentar por el sol que entra tras los cristales.....o mejor salir corriendo de la casa y tirarme al suelo para sentir como los rayos me abrazan en un caluroso ofrecimiento, como lo hacen las madres y los padres con sus crías.
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