Sigo en este momento transitorio, destapando todo aquello que oculto en mi interior a buen recaudo, por miedo a enfrentarlo. Después de meses a la deriva en el mar, las olas a las que me tengo que enfrentar son de una inmensidad tal que mi cuerpo no lo soporta. La ira, el rencor y la duda zarandean mis huesos, soy un reflejo pálido de lo que creí ser.
El apego, la falta de conciencia y haber dejado mi vida en manos ajenas, han dejado una huella insondable.
Una ultima vez bajé
por la calle de los recuerdos
salía de ver a alguien,
para irme donde los cuervos.
Sus palabras frías me hicieron pensar
que seguro hay vida tras la muerte,
aunque doliera en el alma su frase
esa de "no quiero quererte".