jueves, 26 de julio de 2012

Día veintiseis

Cuando era pequeño y me sentía triste, buscaba el cobijo de mi madre la cual era capaz de transformar la mas atroz de las realidades, en un cuento de hadas con final feliz. No necesitaba hablar mucho, era suficiente con un abrazo, un beso y la ternura que desprendía para curar mi herida. Mi madre hace años que no está, pero aquella semilla germinó y hoy es un árbol.

La vida es para mi un camino lleno de lugares donde detenerme a observar. Da igual que sea agradable o no la parada, es una mas. Después continuo. Comprendo que debo experimentar la vida por mi mismo, aunque quiero alguien a mi lado para vivir dicha experiencia. Es bonito coger de la mano, dar un abrazo o recibir una sonrisa.

La felicidad solo es real cuando se comparte.

miércoles, 18 de julio de 2012

Día veinticinco

¡Me lo ha dicho con maldad! ¡lo dijo para hacerme daño!
Si me tomo todos los comentarios de mi alrededor de forma personal encontraré siempre motivos para sentirme ofendido. En la mayoría de los casos se deben a situaciones temporales que los mismos ofensores, rectificarían si estuvieran en paz. Por ello no hago caso y me distancio del momento, analizando desde otra perspectiva el comentario el cual se desvanece como el humo en la brisa.
Al practicar la forma amable y pacifica de pensar alimento mi felicidad y mi paz interior. 

Si me catalogan de dejado o pasota por comportarme así, quizás es el miedo el que hace hablar, si puedo los ayudaré a entrar en este nuevo mundo, sino seguiré mi camino.